Hacia finales de 1983, Barrio se disuelve a pesar del gran reconocimiento cosechado en General Sarmiento y de ser considerados el grupo revelación del festival de La Falda en Córdoba ese mismo año. Varios sellos discográficos los quieren fichar como grupo nuevo: Interdisc, Pelo Aprile, y RCA Victor. Se deciden por este último, pero promesas incumplidas del sello y algunas diferencias internas, llevan al grupo a su separación. La banda se
divide: Juan de Dios Gorosito y Enrique Ardel querían
hacer un grupo "mejor", con más melodías y arreglos. Entonces forman Punto G, un dúo de voces y teclados que duraría
aproximadamente un año y medio (hasta que Ardel viaja a España). Del otro lado
quedaban entonces los que querían hacer algo "peor": Carlos Alonso,
Héctor Ongarato y José Luis "Pico" Di Blasi. Buscando una mayor libertad,
y con una actitud irónica hacía su grupo anterior, nace Willy Miller y Los
Peores del Barrio. Querían abrir cabezas para mostrar un nuevo aire, que Alonso
ya presentía: psicodelia, libertad, el barrio expresándose de mil formas.
"Willy Miller fue una reacción interna del grupo en el que participábamos.
Barrio era un grupo cuya estética reivindicaba lo que pasaba en el barrio de
cada uno de nosotros. Con una estética bien definida, y una forma de
composición bien definida. Yo internamente empiezo a componer otro tipo de
música que tal vez no encajaba dentro de Barrio". Así lo recuerda Carlos
Alonso, bajista del grupo.
Carlos ya tenía una larga trayectoria como músico: en
1964 tocaba guitarra rítmica en Los Brujos, pioneros del sonido surfer
en el país (como referencia, los Gatos grabaron "La Balsa" en 1967).
Considerados el primer grupo de rock en General Sarmiento, eran muy rigurosos y
dedicados a pesar de la juventud de sus miembros: Alonso tenía 14 años, el
resto entre 16 y 17. En ese momento los grupos instrumentales eran toda una
rareza. Vestidos completamente de negro, con pantalones Oxford, botas de
charol, y el pelo corto: una onda entre beat y mod. Estaban influenciados por
discos de The Shadows y The Ventures que les traía de Paraguay el padre de su guitarrista Alberto Schneider. Prácticamente
eran desconocidos en el circuito musical de Capital, porque sólo se movían en
la zona. "Teníamos la ventaja que no había grupos, y nos contrataban de
todos lados. Tocábamos mucho en carnavales. Había una
orquesta típica, bajaba la orquesta y subíamos nosotros. Y la gente salía a
bailar". En 1969 se realizan los primeros festivales de rock en el país,
pero Los Brujos quedaban afuera porque no tenían cantante. Encuentran
uno, pero se escapa en el primer recital que se presenta. Entonces empiezan a
cantar ellos, y su sonido se acerca más a un blues enérgico, no tradicional,
con temas largos. Tocaban en concursos como los del Cine
Teatro Pueyrredón de Flores, o los del Teatro Nacional. "Eran
concursos que ya estaba sabido quien iba a quedar, grupos que después metían en
festivales más grandes de rock. Siempre llegábamos a última instancia. Nos
cambiábamos de nombre todo el tiempo, para que no nos conozcan nos poníamos
Madrigal o Aquelarre. Siempre tocábamos las mismas canciones, el mismo estilo.
Nos fuimos dando cuenta: como nosotros no pertenecíamos a ninguna movida de
nada, éramos de acá, éramos súper visitantes. Los otros grupos conocían gente y
les resultaba más fácil llegar. Cambiamos cuando pasamos a llamarnos Revancha.
Ahí quedamos mi hermano y yo, con otro chico que conocí en la Universidad:
Horacio Patiño, y un amigo de él, Guillermo. Eran de Capital y venían a ensayar
a casa. Y ahí hicimos un grupo de rock fuerte, rock nacional digamos. Si lo
tuviera que definir sería el único grupo de rock nacional que tuve. Temas de
rock fuerte, pero muy arreglados". Luego pasaría a Otoño, un grupo de rock
progresivo: "En una misma canción había cinco canciones. Pasabas por todas
situaciones: de ambient a algo más fuerte. Caía a ambient de nuevo. Algo
instrumental. Algo con letra. Cada tema duraba diez minutos, una cosa así. Yo
escucho cosas ahora (en esa época tocaba el bajo), y digo '¿Como tocaba eso?'.
Ahora no lo puedo tocar ni de casualidad." Luego llegaría Barrio, ya con
mucha experiencia y buenos equipos. Era un sexteto que sonaba muy bien. La idea
era hacerse fuerte en San Miguel, para luego trascender. Con un enfoque más
profesional, empezarían a girar por la provincia y la costa. Graban en los
estudios del M.I.A. (Litto Vitale los graba, mezcla, y participa tocando
sintetizadores en algunos temas), y ese material se edita de manera
independiente por la productora de Carlos Garbarino.
Se separan por conflictos internos y cierto desgaste, pero luego de 4 años, un
fan del grupo decide juntarlos. Esta persona viaja a Córdoba, y regresa con una
fecha para tocar en el festival de La Falda en febrero de 1983. El grupo viaja
sin ensayar, distanciados entre ellos. De todas formas son elegidos como grupo
revelación del festival. RCA Victor y Pelo Aprile se ofrecen a editarles el
disco. Eligen a RCA que los presenta como su nueva adquisición, pero luego de
un año de vueltas, otro grupo termina arreglando con el sello y se queda con el
contrato. Los Barrio eran muy cabeza dura y no quería acortar los temas ni
cambiarles la letra. Con tantas idas y venidas, los miembros deciden terminar
con el grupo.
Todos los miembros de Willy Miller tienen una larga
trayectoria musical. En 1971, Héctor Ongarato tocaba el bajo en Esclavo Rebelde
junto a Claudio D'Angelo en primera guitarra y voz, Adolfo Fonsalido en
guitarra rítmica y voz, y Daniel Augel en batería. Todos los integrantes eran
vecinos de Muñiz. Participaron de varios festivales de rock en la zona (Club
Muñiz, Ithao de Grand Bourg, Iglesia mormona de Caseros, Salón Parroquial,
entre otros). Hacían temas propios y covers de Vox Dei. Ongarato y D'Angelo
luego formarían el dúo Cristal. Para 1975 se les sumaria Oscar Peretto y Sergio
Rojas, y esa sería la formación inicial de Otoño. "Eran cuatro guitarras
acústicas y voces, todo
arreglado -explica Ongarato-. Temas muy folk, muy de la época, bastante hippies. Y seguíamos componiendo nosotros. Primero
temas míos, después empezamos a agregar temas de Peretto y de Sergio. Después
ya se borraron algunos y entraban otros, pero siempre fue una banda acústica de
cuatro guitarras y voces. Fueron cambiando, fueron cambiando, hasta que una vez
me encuentro con don Alonso en un barcito que tenía, y empezamos a hablar: 'yo
soy músico', 'y yo soy músico', '¿y si hacemos algo?'. Y ahí era Otoño, pero ya
se había electrificado. Con Carlos, Peretto, D'Angelo, Horacio Alonso (el
hermano de Carlos), y yo. Peretto se aleja por diferencias musicales con lo
eléctrico, y entra un cantante: Juan de Dios Gorosito." Luego se suma
Enrique Ardel en teclados, la banda compra mejores equipos, y consideran que ya
no es el mismo grupo. Así nacía Barrio.
El tercero de "los peores" era José Luis "Pico" Di
Blasi, una especie de niño prodigio de la
batería. Oriundo de San Martín, ya de muy
chico seguía el ritmo de los discos golpeando latas, y a los 6 años empezó a
tomar clases con profesores. En 1963 lo invitan
a tocar en “Los Huracanes”, una banda de su barrio. Los pibes tenían 18 años, él solamente 7.
Su primer recital fue en una fiesta en el estadio de River Plate. Un vecino que
los escuchaba ensayar, y formaba parte de la comisión del club, los invitó a
tocar. En un momento deciden grabar un acetato, y el
dueño del estudio quedó sorprendido, ya que no tenía registro de un
baterista tan joven. Habla con los padres y les ofrece promocionarlo. José Luis
pasa a llamarse Pikito Ton Ton: Pikito por la nariz (era la época de Palito
Ortega), y Ton Ton por la batería. "Lo peor fue el nombre. Yo era chico, y
cuando me dijo el nombre que me iba a poner, yo no quería saber nada".
Aparte del acetato entonces, también graba un disco llamado “El baterista más
joven del mundo” que se edita por el sello "Mar del Plata". Ya con
Antonio Barros como representante, toca en bailes organizados en las canchas de
Vélez Sarsfield e Independiente. También hace presentaciones en radio y
televisión. En una de esas oportunidades, el maestro Alberto Alcalá, miembro de
la orquesta de Canal 7, queda impresionado por su capacidad y se ofrece a
enseñarle. Con él sigue estudiando sin parar hasta los 14 años. Pero a los 12
ya no quería tocar más con ese nombre artístico: "Era un bajón para mí. Yo
llegaba a los lugares, estaban los carteles afuera y le borraban la N: 'Piquito
Tonto'. Y el productor que tenía me decía '¿Cómo vas a dejar ahora, que te
quiero llevar a Centroamérica?'. Ya no tenía más exigencias, y me quedé".
En 1969, con 13 años, forma un power trio de rock instrumental llamado
"Trio Espacial". Tocaban en clubes, plazas, y sociedades de fomento.
"Salimos con un trio, en esa época estaba Manal. Y bueno, intentamos, pero
el ambiente siempre fue muy difícil. Muchas propuestas, nada hecho, engaños. Y
así fui pasando una banda, otra...". Al mismo tiempo seguía trabajando
como sesionista con diferentes cantantes, como
Alejandro Montalbán, Mario Echeverría, y Giuliano D'Alas. En un momento
participa de La Banda del Paraíso, pioneros en hacer blues con vientos. Sus
miembros rotaban e intercambiaban instrumentos, entre ellos estaban Black Amaya,
Alejandro Medina, y Claudio Gabis. Con sus 17 años, "Pico" no
se sentía del todo a gusto: "Era muy loco y yo era chico, y no me gustaba
el ambiente, era muy pesado. Yo estaba acostumbrado a lo que era laburar
profesionalmente con los cantantes, era otro ambiente, era un laburo. Esto lo
del rock and roll era otra historia. Yo en esa época estaba fumando marihuana,
pero no me gustaba cuando era muy denso, me asustaba". Con tantas idas y
venidas entre músicos, el "Tano" Carambia
que tocaba la guitarra en Barrio lo recomienda como el baterista
perfecto para ellos.
Guillermo Piccolini también iba a ser parte del proyecto: "Yo vivía en
Grand Bourg y allá tenía un dúo llamado Soutien junto a mi querido amigo ya
fallecido Daniel Agüero. Él se hacía llamar Pete Lautreamont; y yo, Willy
Miller. Muy en la onda de, por ejemplo, Tom Verlaine (Television). También eran
parte del grupo Néstor Lusi y Claudio Ponce (El Joker). Éramos casi todos de
Grand Bourg donde teníamos una pequeña célula contracultural de unos 15 o 20
amigos; y aunque entonces Grand Bourg era parte del partido de G.S., nosotros
ya éramos medio separatistas y nos manejábamos casi exclusivamente con el FCGB;
el colectivo a San Miguel nos daba fiaquita; además había que pagar boleto si o
si. Con Héctor y Carlos nos conocimos en el 84 en Casapueblo presentados por
Raúl Pittavino (gran amigo y compinche). Ellos tocaban en Barrio, que era un
grupo muy bueno que juntaba bastante público. Charlamos, nos caímos bien y nos
vimos unas cuantas veces. Algunas de esas veces tocamos. Creo que era el verano
de 1985 cuando me cuentan la idea del grupo. Me encantó que me propusieran
hacer algo juntos, pero a las pocas semanas me llevó un viento y me fui a
Madrid con Javier Martínez. Allá la aventura con Moris no funcionó (Javier y yo
íbamos a tocar con él) y terminé formando Los Toreros Muertos. Como ves, mi
participación en WMYLPDB (o lo que yo recuerdo) es, digámoslo así,
"poquita", mas allá de que mi viejo seudónimo quedó en el nombre del
grupo de Carlos y Héctor como una especie de Patricio Rey grandemburgués".
El grupo tenía su sala y centro de operaciones en San Miguel, en la esquina
de España y Sarmiento
(donde actualmente se encuentra el Centro Cultural Raíces). Todos esos
años de experiencia se notaban, y rápidamente se fue armando un repertorio de
canciones escritas por Alonso: "Siempre fui medio contestario desde mi
forma de concebir la música, más a partir que empecé a componer. Nunca me
interesó contar historias, que tienen un principio, un desarrollo y un fin.
Cosa que en Barrio estaba y a mi me parecía bien, porque las canciones contaban
historias de barrio. En un momento empecé a romper con eso, porque quería
escribir más con imágenes". El principio que guiaba la composición musical
era que guitarra y bajo se mueven en distintas frecuencias, y la suma de ambas
partes daba la sonoridad del grupo. Acordes inusuales de guitarra, la potencia
de Pico que era un baterista muy preciso, y encima de eso Héctor fraseando
letras irónicas y herméticas. Otra particularidad era el uso de pedales no
convencionales en el rock hasta ese momento, como un flanger a cinta que usaba
Alonso en su bajo. "El concepto era bien psicodélico. Mezclábamos
distintos géneros: tango con twist, con fraseos tipo King Crimson, por decir
algún referente". El resultado era
un sonido muy potente y personal, un "rock psicótico" (concepto que
usaban para provocar): "No nos podían catalogar ni como hard rock, ni
heavy metal, ni rock n' roll. Era como un rock fuerte, crudo, con una base
súper poderosa. Yo componía todos los temas a partir del bajo, así que el bajo
tenía mucha importancia. Estábamos muy bien equipados, teníamos buenos
instrumentos, lo cual en vivo era muy contundente". Di Blasi añade:
"La música era como la película de la letra. Era todo con matices,
laburado."
Estaban muy entusiasmados, así que al terminar sus primeros cuatro temas
deciden grabarlos. Gustavo Avigliano, amigo de Carlos que actualmente es el reconocido pastor evangelista Gustavo Lima, era el guitarrista en la banda de Cesar "Banana" Pueyrredón. Los pone en contacto con el cantante, y una noche arman el estudio de grabación en la misma sala de ensayo de los Peores. Con un grabador de cinta abierta Tascam de 8 canales, graban los 4 temas: "Yo viajé
a Estados Unidos en el 84, estuve casi dos meses en un taller de producción
musical, aprendiendo técnicas de grabación, y técnicas de producción. Estuve en
Ohio, el lugar se llamaba The Recording Workshop. Cuando volví, pasé por New
York y compré un teclado. Y compré una Tascam de 8 canales, para grabar
acá". Principalmente la usaban para los discos de Pueyrredón, pero a
pedido del grupo llevan los equipos hasta su sala en San Miguel. Así quedan
registrados los primeros temas, que son grabados en una noche. "La verdad
que grababa muy bien, esa Tascam era muy buena -recuerda Pueyrredón-. Y creo
que no hicimos muchos trabajos, el de los Peores del Barrio debe haber sido uno
de los pocos trabajos que hicimos aparte de producir para nosotros". Este es el único material registrado en estudio que quedó de ellos (además de alguna grabación en vivo), pero sería luego de este demo cuando logran su verdadero sonido.
Se dan cuenta que lo mejor es que Ongarato estuviera más suelto para poder
cantar y teatralizar. Entonces se incorpora Ruben "Chupito" Leguiza
como guitarrista, que interesado en el sonido desde temprana edad tiene una
musicalidad propia. Él venia de fundar grupos experimentales como ARM641 y
Quum. "Nos conocíamos de tocar en festivales juntos. Habíamos hecho un
Club San Miguel, nosotros como Quum y ellos como Barrio. Quiero destacar que la
generosidad de Carlos siempre fue muy grande para conmigo. Porque desde el '82,
cuando había dejado Quum, no tenía lugar para expresarme como guitarrista. Los
músicos se fueron transformando de a poco de electrónicos, a industriales y
ruidístas, y no concebían a la guitarra como un instrumento para la música
electrónica. O yo por lo menos no podría tocar como ellos querían. Para mi la
guitarra eléctrica siempre fue una fuente inagotable de recursos tímbricos,
armónicos y melódicos, y un instrumento muy difícil de manejar." Ahora
Alonso podía profundizar aun más en la búsqueda de un sonido personal.
"Willy Miller fue una gran cocina, porque teníamos todo lo necesario:
estar en una casa solos y planificar que hacer con tu música. Sin ninguna
influencia de tener una esposa cerca, un familiar cerca, nada. Éramos nosotros
contra el mundo". Así se sentía Leguiza, quien entendía mejor cual era la
idea detrás del proyecto. Héctor y Pico en cambio, lo seguían a Carlos sin
estar del todo seguros de qué era lo que quería. "Yo personalmente, no
tenía claro que música hacíamos -confiesa Ongarato-. Lógicamente era rock, pero
no el escuchado, el tradicional, el que vende. Entonces era una cosa extraña.
También había un cambio, no sólo en Argentina, sino a nivel mundial. The
Police, toda una onda que venía cambiando, un lenguaje musical no tan beat, ni
tan stone. Era stone en el formato de que aparezca gente en el escenario y se
peleen y den vueltas, disfrazados. No existía. Entonces la gente miraba, '¿Y
que es esto?'. Fue una época de cambio, y nosotros entramos en esa época. Y
ayudamos al cambio creo. Los músicos que te miraban entendían que había otra
cosa. Que no sólo era imitar otra cosa. Que podes hacer tu estilo, nosotros teníamos
estilo".
La estética era un punto importante para la banda. Tenían gente conocida
que los ayudaba con el maquillaje. También provocaban con la vestimenta.
"Mucha gente no entendía, nuestra onda tanguera tocando rock and roll
-cuenta "Pico"-. Ongarato y Carlos siempre fueron más desinhibidos,
yo siempre introvertido, vergonzoso, me costaba. Ongarato se sacaba la
dentadura postiza, la ponía en un vaso con agua, y se ponía a cantar". Héctor también recuerda: "éramos unos tipos que
cuando se usaba el pelo largo, nos pelábamos: siempre al revés (risas). Cuando
se usaban los solos de guitarra a full, nosotros no hacíamos solos. Una cosa
media punk, pero que no era punk, porque los punks no nos entendían".
También tenían bailarines que hacían lo que luego se conocería como
performances. Gerardo Ortiz, de la revista Ratón Rocx y el grupo Los Albordas,
se encargaba del diseño de los afiches y los volantes: "Desde el 84 fui
plomo de la gente de Barrio, pero con el que tuve afinidad desde el principio fue
con Carlos Alonso, siempre me pareció el más coherente, así que la elección mía
era evidente... me quedé con Los Peores. Eran más divertidos y mucho mas
extraños en su propuesta. Seguí siendo plomo, artista, y multiuso (risas). Los
shows de ellos siempre tenían una puesta de escena que tenia que ver como se
vestían y la calidad musical, siempre empezaban viéndolos de reojo y terminaban
aplaudiendo a lo loco. Más que 'Los Peores' era Carlos el que sabía lo que
quería, pero los otros no lograban entender de qué se trataba y por eso se
terminaron separando. Siempre estuvo adelantado a todos, nuestra banda tomó
mucho de él. Los Peores eran una de las pocas bandas que más se movían y más
actividad tenían... las demás estaban tres pasos atrás... era tiempo de renovación
y en Gral. Sarmiento la mayoría eran banditas punk o pop. En varios recitales
que organicé, que en ese entonces los hacía bajo el nombre de El Ratón que fue
la continuidad de Ratón Rocx, siempre fueron números centrales. O los hacía a
pedido de ellos. Los sitios donde tocaron fueron muchos... pero principalmente
en Capital Federal... donde su música tenia mayor cabida... en San Miguel
siempre les costó, pero aún así llevaban gente, a medida que se hicieron
conocidos la convocatoria fue mayor...". Oscar “Red” Portillo, que venía
del grupo Cirulaxia, y luego formaría Efecto Freud, también colaboraba con el
grupo: “Yo era asistente de Barrio, el plomo de ellos. Cuando salieron con
Willy Miller medio que me descolocó, porque no les entendía mucho que querían hacer.
Era una cosa mucho más deforme de lo que estábamos acostumbrados con Barrio. Un
grupázo que era sumamente prolijo en todo, desde los arreglos, la afinación, la
técnica. En cambio Willy Miller era todo lo contrario. Donde el que cantaba, en
vez de cantar recitaba a lo tanguero, y sonaba una música medio psicodélica,
con muchos cortes, sin un ritmo claro. Era otra búsqueda. Al principio me
pareció medio raro, después me resulto simpático. No era lo que más me gustaba
Willy Miller, me gustó más Uno X Uno después. Pero tenía cosas interesantes
también, buscaban otro sonido”.
Foto aparecida en la revista Pelo, Año XVI - Nº 249 |
Alonso siempre inquieto, también se movía para conseguir las fechas:
"Tocamos en San Miguel en un lugar que se llamaba Ñaupa en diagonal a lo
que ahora es Raíces, en un sótano en Hurlingham, en Capital en un par de
fiestas en un lugar que se llamaba La Segunda que era la antigua comisaria
segunda de San Telmo, en desfiles de moda, en el Club San Miguel en alguna
fiesta..." También harían recitales en el Salón Parroquial de la Catedral
de San Miguel, y en la Casa de la Cultura. En un momento consiguen tocar en un
festival organizado por Pumper Nic, en el Parque de la Ciudad festejando el año internacional de la juventud. En
el lugar había varios punks que tiraban cosas y gritaban pidiendo rocanrol. Se
sube Héctor al escenario vestido con un sobretodo, bufanda tanguera, peinado
con gomina y antojos tipo John Lennon. Comienza a increpar al público,
gritándole "¿Qué te pasa che?". Es ahí que se sube el resto del grupo
a tocar. Al escuchar la potencia con la que sonaban, los agitadores se quedaron
inmóviles. Era sorprendente que un grupo pudiera sonar tan potente sin estar
tocando rock tradicional. El grupo generaba esa reacción en el público, un poco
porque la provocaban a propósito. "O te amaban, o te odiaban, era así
-asegura Ongarato-. No despertábamos indiferencia, estaba bueno eso. Era si o
no, al 100%". Esta opinión dividida también se daba en la prensa
especializada. En cambio, los músicos los felicitaban por su manera de plantarse
ante el público, sin respetar géneros ni modas. O porque a pesar de tener los
mismos instrumentos y equipos, los Willy Miller lograban un sonido que era
distinto. "Siempre tocamos en lugares copados, con gente copada -dice
"Chupito"-. Sea gente extrema, que se viste de negro, que era muy
raro en esa época porque no estaba instalada la onda dark todavía. Como en
desfiles de modas, que eran todos chicos y chicas lindas, en un lugar paquete,
donde la gente se ponía a bailar. Bailaban nuestra música que era re contra
poderosa, la bailaban onda disco. Pienso que Willy Miller fue reinterpretado
varias veces, por los distintos públicos".
(Gentileza de Gerardo Ortiz) |
"No había ninguna escena de rock en San Miguel, no existía nada. Se
acercaba la gente por ahí un poco inquieta que quería escuchar otro tipo de
cosa -cuenta Alonso-. Barrio tenía fans, gente que cuando se enteró que nos
separamos nos querían matar. Era un rock que se podía escuchar. En cambio Los
Peores del Barrio era todo lo contrario, era romper con todo eso que habíamos hecho.
Entonces la gente que nos conocía de Barrio nos decía de todo". Al final
de los temas antes había aplausos, ahora silencio. Esto molestaba a Héctor y a
Pico, quienes se preguntaban si realmente estaban tomando el mejor rumbo.
"Fue un choque, mismo la familia de cada uno -relata 'Pico'-. De ser una
banda a ser un trio, que éramos Los Peores. Toda una cosa muy loca, lo que
sonaba no era lo mismo, '¿Qué están haciendo?'. Fue una etapa de cambios, de
música nueva, de proponer otras cosas. Yo reconozco que mucho no lo sentía,
aunque me gustaba mucho tocarlo. No estaba convencido." Leguiza tiene
buenos recuerdos de esa época: "Carlos es un tipo muy vital. No nos dejaba
descansar, no nos dejaba volver sobre nuestros pasos ni siquiera para meditar,
porque ya venía otro show. Y eso nos mantenía en un estado de stress. Pero es
como decir colesterol malo y colesterol bueno. Estábamos con un stress bueno,
un stress piola porque te mantenía conectado, y aparte cada día sonábamos
mejor". Carlos tenía muchas expectativas puestas en el grupo, pero sufría
un gran desgaste por el constante trabajo psicológico que realizaba para que
sus compañeros entendieran hacía donde iba la búsqueda. "Pico"
además, estaba luchando con problemas personales: "El peor de los temas
fue el de la droga, que eso nos llevó a muchos a una vida más 'opaca'. Con el
talento que tenían muchos amigos músicos, y no ha pasado nada realmente.
Músicos muy buenos que no han llegado a tener el lugar que realmente se
merecen. Lo que a Dios no le agrada, nunca te va a ayudar. Cuando yo estaba en
eso siempre tuve que laburar, y la plata no rendía. Cuando corté con eso, las
cosas cambiaron. Pero todo esto me sirvió. He conocido gente como Héctor y como
Carlos, tipos grosos, buenas personas. Lastima que yo estaba enfermo, y
desaproveché un montón. Yo fui parte de que esto se separe. Tuve que cortar con
esa vida, yo me estaba matando".
Por un tiempo se aleja de la música, pero vuelve para tocar en
"Magnum '44", "A mamá le dieron 2 años", y "Lengua
Larga". Sufre una sobredosis, y encuentra el cristianismo, dedicándole su
vida y su música. Actualmente trabaja con bandas del circuito cristiano, y se
siente "más limpio".
Carlos disuelve el grupo a mediados de 1985, luego de unas 20 actuaciones:
"Yo tenía muchas expectativas, pero situaciones internas me molestaban
demasiado. Estaba muy conectado con el grupo, era una idea mía, las canciones
eran compuestas por mí. Y ciertas actitudes de no profesionalismo me empezaron
a molestar, y decido ponerle fin al proyecto [...] Los Peores del Barrio se
separan en buenas condiciones, nos conocíamos de años. No coincidíamos en el
momento, cada uno tenía otras necesidades que no coincidían con las mías, yo
estaba muy enfocado con la música".
En ese momento Alonso tenía bien definido que quería hacer, y ese fue el
germen de Uno X Uno. "La idea era que fuese alguien solo, y la única forma
era utilizar aparatos electrónicos". Comienza a experimentar junto a Rubén
Leguiza, usando una caja de ritmos Roland TR-707, un mixer porta estudio Tascam
246, una computadora para música Yamaha CX5M, y su controlador Yamaha YK10. Por
un corto periodo se suma Gustavo Gatti de Quum en cajas de ritmo Roland TR-808
y Roland TR-727, más efectos varios. Así es como debutan en vivo en la Casa de
la Cultura de San Miguel. Cuando iban a grabar
"El Infinito Cercano" de UXU, Leguiza se entera que iba a
tener un hijo, y deja la banda muy a su pesar. "Chupito" no volvería
a tocar música hasta el año 1999, cuando forma Tergus, un proyecto acústico junto
a Luis Berce en violín, y Horacio Pérez en percusión. Al año siguiente forma
Xevra, junto a .Zigo (Walter Corona). Este dúo tiene una tetralogía grabada aún
sin editar.
Héctor por su parte, en un principio no tocaría en Uno X Uno, pero le daría
apoyo logístico. Una especie de "súper-visor": armaba los equipos,
revisaba que todo anduviera bien, y ayudaba en lo que hiciera falta. Hacía 1988, Alonso le
ofrece formar parte del proyecto satírico Los Caramelitos: "En un momento se acerca Miguel Angel Telechea, productor de Pedro y Pablo, y bajista de El Grupo de Gastón. Ya con UXU, empiezo a hacer música electrónica irónica. Lo llamo a Héctor para que cante. Yo hacía las canciones, las letras, todo. Era electrónica pero con letras súper-irónicas. 'Voy caminando muy durito con mi caramelito', con una base psicótica. Lo grabamos en una porta estudio, y lo llevábamos a una productora con oficina en la calle San Martín. Cerraron las puertas con llave, las ventanas, bajaron las luces, alcohol, mucho volumen, y los tipos se volvieron locos. Les digo: 'La idea es que nos auspicie una marca de caramelos, tocamos nosotros dos ocultos -porque yo estaba con UXU-. Tenés que conseguir tres bailarinas gordas, como las carameleras del cine, repartiendo caramelos y bailando'. Les tiré la idea y les voló la cabeza. Tenían un gran interés, era un secreto que no debíamos compartir. Pero después de una sobredosis, uno de los productores es internado y llevado a vivir al campo". Además, todas las bases estaban en un sampler Emax II Turbo de Carlos que se termina quemando, y junto con este el grupo se disuelve. En 1997 Héctor
estaba pasando por un mal momento, y Carlos lo invita a tocar el bajo en UXU. Actualmente siguen tocando juntos, buscando su propio
lenguaje, experimentando con la música y la poesía.
Alonso es coordinador de la Diplomatura de Sonido e Imagen en la
Universidad Nacional de General Sarmiento. Es profesor de matemáticas,
acústica, física, sonido y grabación, entre otras materias. Tiene su propio
estudio de grabación, “La Cabeza Graba”, y el sello “La Sonrisa de Luz” que
edita sus discos y los de otros grupos no convencionales. Es gestor y organizador
del ciclo itinerante Pasajero Uno. Además es curador del Encuentro de Música
Experimental y Búsqueda Sonora, que se realiza anualmente en San Miguel y
nuclea diversas expresiones musicales que escapan a las normas establecidas.